

Notas de clase maestra con Luis Schnitman 1
Anoche estuvimos en el taller de Habitación para escribir, en una charla con Luis Schnitman. Íbamos detrás de la mirada del psicoanálisis en la construcción de personajes y la mentira en la creación de la ficción literaria.
La primera bomba que nos soltó Luis, fue una teoría de Jacques-Marie Émile Lacan: la criatura comienza a ser sujeto en la mirada de amor. Si me miran soy, porque somos sujeto en cuanto somos significante para otro significante. A mi esto me enredó la pita. Y me puso en contradicción con aquello de la autosuficiencia. ¡Qué pasa si no se produjo esta mirada de amor! ¿Entonces no somos sujeto? No, no hay sujeto, respondió Luis. Solo después de ser mirado, soy.
Recordé a la criatura en el cierre de Frankestein. “Si no estoy ligado a nadie ni amo a nadie, el vicio y el crimen deberán ser, forzosamente, mi objetivo. (…) Mis vicios son los vástagos de una soledad impuesta y que aborrezco; y mis virtudes surgirían necesariamente cuando viviera en armonía con un semejante. Sentiría el afecto de otro ser y me incorporaría a la cadena de existencia y sucesos de la cual ahora quedo excluído.”
Sin la mirada amorosa somos eso, criaturas. No sujetos. No humanos. ¿Entonces qué somos? Esquizofrénicos, me contestó Luis. Por aquí andamos esquizofrénicos, bromeé con él, a un tirano que conozco la mamá le dio espalda y no pecho. Y empezamos a hacer un análisis breve del tirano innombrable. Es un perverso, fue la conclusión. Todos tenemos algo de perversos, de neuróticos, de psicóticos. Es nuestra condición humana. Solo varía el componente predominante y su alcance. Y el de el tirano en cuestión es ser perverso.
Vino la pregunta consecuente: ¿Qué es amar? Amar es, sobre todo, querer ser amado. Y me dio sentido esta frase. Me resonó en el pecho. Es cierto, el amor no está en el otro, está en la mirada de uno. Por eso nada de lo amado es perdido. Todo amor es recíproco, incluso en el caso de que no sea correspondido.
Vino una epifanía de Dora… “el amor es energía pura, lo demás (amor romántico, matrimonio, cláusulas prematrimoniales, categorías y etiquetas) son creaciones de lo humano, es la forma que tenemos de entender, dentro de las limitaciones del pensamiento sin expansión, lo que podemos percibir del amor”. Y claro, veo cómo en nombre del amor se pretende normar cada milímetro del sentir para ponerlo en función de un sistema que es una ficción que oprime. Debes casarte; debes amar solo a uno o una; preferiblemente debes ser heterosexual; debes ser fiel, especialmente si eres mujer; debes ganar mucho, debes tener reconocimiento y buen crédito; debes ganar como prueba de tu existencia.. debes… debes… el poder es un juego de ficción que toma su dimensión siniestra cuando entramos en sus reglas.
Concluí que lo que quería decirnos Luis es que para construir personajes literarios es necesario atravesarlos por la mirada amorosa, para así llegar a personajes vitales, es decir, que tengan deseo de vivir. Y de paso puedan tocar a los lectores con la mirada amorosa necesaria que les diga “ustedes son”. Pero eso no pasa en realidad, la ficción es lo que imaginamos, apunta una de las mujeres del taller que es escéptica y muy inteligente.